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QUE NO SE HAGA COSTUMBRE

Rescate un texto que escribí hace un par de años como una tarea para la facultad y me pareció interesante compartirlo.

Para entenderlo, es necesario tomarse un tiempo para respirar tranquilos y pensar. Pensar en lo que queremos lograr y ser, no solo como personas sino también como sociedad.

Y, por supuesto, tratar que no se nos haga costumbre.  



Si un día de estos nos encontramos una botella un poco sucia, y al limpiarla saliera un genio de ella y este nos concediera la gracia de un deseo, ¿cual seria? ¿Amor?, ¿Dinero?, ¿Salud?, ¿Fama?, seguramente alguno de ellos seria el elegido.
Ahora, si por el contrario el genio nos dejara pedir un deseo pero no uno individual, uno en conjunto, como sociedad. ¿Cual seria?: ¿No más guerras?, ¿No más desigualdad?, ¿No más injusticia?, ¿No más hambre? También seguramente seria alguno de ellos, aunque es muy difícil que siendo tantos nos podamos poner de acuerdo para elegir un deseo que satisfaga a todos.
Ahora pensemos un momento. Los genios no existen. Y es poco probable que alguien nos pueda cumplir un deseo así.
Sin embargo, las guerras, la injusticia, el hambre sigue aquí en la tierra como moneda corriente. Vive entre nosotros como un ciudadano más de este mundo.
Cada mañana al despertar contemplamos la injusticia del mundo, cuando vemos el noticiero y este nos recibe con malas noticias. Al salir a la vereda, al recorrer las calles, todo esta teñido de la injusticia que incluye la pobreza, el hambre, la violencia.
Cuando leemos el diario, cuando escuchamos la radio. Todo tan cotidiano, tanto que nos parece común. Todo tan normal, todo tan igual, como saber que el sol saldrá cada día al amanecer.
Es tan común, tan de “a diario”, tanto que la gente se acostumbro a vivir con esto, a despertar con la tristeza, a charlar con la muerte cada día, a dormir sin pugnar por un mundo mejor, a soñar pensando que mañana no sea peor que hoy.
Cuándo nos preguntan sobre África, ¿como la describimos? Como un continente plagado de pobreza, hambruna, injusticia. ¿Y a alguien le parecería raro que dijéramos algo así? ¿A alguien le parecería raro que dijéramos que mueren cientos de niños a diario por culpa del hambre y la guerra? Yo tengo la respuesta: No, a nadie.
Nadie se aventuraría a describir el continente como algo prospero, como un lugar donde reina la paz, la justicia. Sencillamente porque seria mentir, sencillamente porque no es así.
Si nos ponemos a pensar, ¿seria realmente necesario tener un genio que cumpla deseos para que elimine la injusticia del mundo? Si el dinero necesario para que los niños de África puedan comer existe (solo Estados Unidos tiene un gasto militar de 623 mil millones de dólares al año) y la guerra es paradójicamente generada por este mismo dinero. Quienes ponderan la justicia ante todo, la paz, el amor, no hacen mas que pregonar la palabra, y ¿para cuando la acción? Díganme si alguien vio en el país enclavado en Roma a alguien con sotana y con desnutrición. No creo.
Los genios que cumplen deseos, los que salen de botellas que encontramos, no existen.
Sigo pensando que la solución a todos los problemas de la humanidad está en la misma humanidad, es cuestión de proponerse el cambio.
Uno siempre será uno solo y nada más, pero uno mas uno multiplicado por miles logra el cambio.
El secreto es no dejar que la injusticia se nos haga costumbre.


Por Marcos Daniel Martinez, 2010

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